lunes, 3 de junio de 2013

Libro que te quiero libre

Por Anahí Acevedo


En el marco del Día del Libro en Uruguay, se llevó a cabo una nueva jornada de «Liberación Masiva de Libros»  organizada por el movimiento en Facebook «Libro Libre Uruguay». La consigna principal denominada «liberar» consistía en dejar un libro en un espacio público, indicando que no tenía dueño y que quien lo encontrase, luego de  finalizar la lectura, debería devolverlo a la vía pública para que llegase a otras manos.
En entrevista con su organizador, este prefirió permanecer en anonimato debido a su consideración de que el movimiento es llevado a cabo por todos aquellos que participan y no solo por él.
El promotor de este evento precisó que el fin fundamental no es solo compartir y promover la lectura, sino también «reivindicar el valor de no necesitar dinero para tener un libro que disfrutar». Destacó además, que buscan generar valores a través de desprenderse de lo material: «a muchos nos pasa de leer un libro y cuando nos lo piden prestado dudamos un poco. Tenemos miedo a dejarlo ir, de si será bien cuidado o si volverá. Es una reacción normal pero demuestra lo posesivo y lo “pre-ocupados” que somos».
El representante de «Libro Libre Uruguay» relató que si bien la movida surge inspirada en «Libro Libre Argentina», ambas proceden de una corriente internacional denominada «BookCrossing». Las premisas básicas de esta práctica son dejar textos en lugares públicos pero habiéndolos registrado anteriormente en una web con un código, que luego será rastreado para averiguar el paradero del mismo. «La idea nos parece genial, pero esto te genera estar pendiente del libro, por lo tanto nunca llega a ser una liberación», opinó el entrevistado, quien luego agregó: «sencillamente yo no inventé nada, solo tomé la idea que ya existía y la compartí en Montevideo. Hoy por hoy están participando todos los departamentos».
La primera «Liberación Masiva de Libros» en Uruguay data de hace dos años y actualmente son dedicadas a algún escritor. Sin embargo, se consulta vía Facebook sobre la próxima temática a abordar.


Consultado sobre el público partícipe, alegó que aunque 2100 personas afirmaron en la red social que asistieron al evento, nunca se puede tener cien por ciento de confianza en ello. Añadió que hay «gente que encuentra un libro y no sabe de la movida, entonces se vuelve de inmediato en otro participante más».
«Las palabras liberación y control no van muy de la mano» expuso cuando se le preguntó sobre la existencia de algún tipo de inspección en la iniciativa para que las obras literarias lleguen a su destino. Justificó que «la movida tiene un porcentaje de fe, de esperanza y sobretodo de confianza. De pensar que va a llegar a la persona adecuada, de ser más optimistas y menos negativos».
 El entrevistado informó que se inculca responsabilidad a la hora de dejar un volumen, como  de forrarlos o resguardarlos de las inclemencias del clima. Recomienda además, que luego de liberar se aguarde a que otra persona lo encuentre: «Esto tiene el doble de valor. El de lo lindo del momento en el que se ve el rostro de la sorpresa de la persona, y de saber que fue encontrado».
No obstante, declaro que las opiniones negativas sobre el evento no se hicieron esperar. «Cada tanto siguen apareciendo comentarios del tipo “esto va a ser cualquiera, los van a prender fuego, los van a ir recogiendo y vendiendo para comprar droga y un etcétera largo”» comunicó el organizador. Estos puntos de vista son agradecidos por el movimiento: «Se han dado lindas discusiones pero hay gente que no le interesa intercambiar nada, solo quiere tener la razón y punto» recordó.
Luego de una jornada de liberación, se comparten las historias junto a fotos,  a través de la página del evento en Facebook. Los participantes relatan la magia de abandonar un libro, y luego al regresar, no encontrarse más con aquel que cedieron a nuevos lectores, así como también de hallar algunos. «Se leen cosas muy lindas», apreció el entrevistado, «desde una señora que te cuenta que la madre de más de 80 años salió muy contenta a liberar, como también una vez que nos llegó una foto de un libro libre en una playa de Cuba. Viajó unos kilómetros», evocó. 

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