jueves, 30 de mayo de 2013

Del circo al Parque Rodó en tela

Por Anahí Acevedo


Encasillada entre arte y deporte, la acrobacia en tela está cobrando cada vez más ritmo en estos últimos años,  tras convertirse en una moda. Sin embargo, es considerada como un estilo de vida que toca la faceta más espiritual de quienes lo practican.
Lucía Barbieri tiene 19 años y hace tres que aborda esta disciplina de orígenes circenses. Entrevistada para esta nota, expresó que como cualquier deportista, es necesario llevar una vida saludable para colgarse de las telas. Empero, demanda mucho coraje, ya sea para caer desde determinada altura hasta para ir a un parque y pender desde un árbol sin que importen las miradas del público.
Barbieri alegó que las figuras más costosas de lograr son aquellas que requieren demasiada fuerza y resistencia: «mucha gente se frustra al principio, porque no llega a treparse a lo que sea, o porque le falta fuerza, pero eso es algo que se va logrando con el tiempo». Agregó además que: «es un deporte en donde se utilizan todas las partes del cuerpo. Los pies son lo más fundamental, porque todo es en base de estos».


En un primer momento, se comienza con piruetas más visuales y que no denoten tanto esfuerzo o requieran demasiado altura. Se puede trabajar individual o grupalmente.
El único material necesario que se utiliza es «Acetato Deportivo». Esta tela se adquiere únicamente en Buenos Aires y su costo ronda los $2000 cada 18 metros.
La entrevistada informó que esta disciplina se enseña tanto en clubes como en parques, pero los primeros deben de ser muy altos para poder realizar correctamente los movimientos. «Hay piruetas que son caídas. Constan de enrollarse en la tela y caer, y estas necesitan mínimo cinco metros de altura», manifestó.
El parque elegido por excelencia es el Parque Rodó: «antes el Prado era muy concurrido, pero el árbol más alto que usaban se cayó en una tormenta», aseguró Barbieri. La Plaza Seregni es testigo de reuniones donde grupos de personas se concentran para practicar malabares, piruetas y colgar de telas.
En Montevideo existen varios lugares de enseñanza en donde se puede aprender este arte. Los hay dirigidos para distintos públicos y su costo ronda los $500 mensuales, además de la valentía. 

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